Thu Jan 19 2023 - El 3 de agosto de 2022 se produce la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, lo que es histórico en varios aspectos

El 3 de agosto de 2022 se produce la visita de Nancy Pelosi a Taiwán. La visita de la presidenta de la cámara de representantes de los Estados Unidos significa para la República de China la primera recepción en su tierra de un representante estatal de tan alto rango en 25 años. Y las consecuencias no se hacen esperar. Respuestas a favor y en contra de la decisión surgen de todas partes, especialmente por parte de China que empieza una serie de maniobras asertivas. El gigante asiático bloquea la isla por mar con su flota, por aire despliega cazas, y dispara tres misiles que atraviesan el espacio aéreo de la isla. No conforme con eso, emite un comunicado en firme protesta en contra de tan ofensiva maniobra por parte de la potencia norteamericana e impone sanciones tanto contra la isla como contra Estados Unidos, con el que manifiesta rehusará más reuniones en privado. La situación no tarda en colonizar las noticias y transformarse en un tema internacional. Pero la bola de nieve sigue rodando hasta el XX congreso del Partido Comunista Chino, donde el primer ministro Xi Jinping declara específicamente ya no sobre Taiwán, si no sobre Hong Kong, otro territorio con el que tuvo disputas internacionales. En el congreso establece como nuevo principio específicamente recuperar Taiwán bajo la bandera China sin renunciar a la violencia si fuera necesario. Como respuesta, el presidente Biden decide prometer en un comunicado la defensa de Taiwán por todos los medios necesarios. Incluso aunque ello pudiera significar una guerra en dos frentes con el conflicto abierto en Ucrania. Ello hace que el profano en la materia se pregunte: ¿Por qué es tan importante Taiwán? ¿Podría dar lugar a una guerra como en Ucrania? A estas preguntas se pretende contestar en este artículo de opinión.

Es importante primeramente explicar que a nivel estratégico y sin cargas políticas adyacentes Taiwán tiene varios factores de interés. El primero es que Taiwán forma parte de una cadena de islas que baja desde Japón hasta Malasia y que dado el caso podría utilizarse para bloquear el paso de una flota desde China continental hacia el pacífico.

Fuente: Outline of geopolitical situation in the South China Sea - Scientific Figure on ResearchGate. Available from: 

https://www.researchgate.net/figure/Overview-map-of-First-and-Second-Island-Chain-Source-Catama-2015_fig5_333663475

Una primera línea de defensa muy interesante para un Estados Unidos que ya controla la segunda línea que se ve dibujada en la figura anterior gracias a la isla militarizada de Guam y sus pactos de cooperación militar y defensa tanto con Corea del Sur (1 de octubre de 1953) y Japón (Firmado 19 de enero de 1960). También aporta control sobre otro conflicto importante de la región, el llamado conflicto del Mar del Sur de China.

Fuente: Ring, A. H., & Navy, U. S. (2012). A US South China Sea perspective: just over the horizon. Weatherhead Center for International Affairs, Harvard University, 4.

En este conflicto se están disputando esos dos archipiélagos que 

 destaca en rojo y con cuadrados. En ellos se pueden encontrar no solamente recursos naturales indispensables como aguas para la pesca o petróleo, si no que también añaden un punto de apoyo para el control de la libertad de navegación a través del mar del sur de China hacia estrecho de Malaca. Ello es importante porque por estas aguas circula más del cincuenta por ciento del comercio mundial. Una inmensa cantidad de dinero que permite el sustento de una anomalía internacional como la ciudad estado de Singapur. Y es que ese estado no es que sea solamente sostenible si no que es rico. Con estas explicaciones se puede entender que todo esto se traduce en un poder inmenso que ningún país querría ceder. Ni China ni Estados Unidos se pueden permitir perderlo.

Por otra parte, y no menos importante, Taiwán es la meca de los microchips. Es el centro de producción más abundante y avanzado de semiconductores de los que produce en algunos casos el 90 por ciento a escala mundial. Como dato interesante en 2021 Taiwan exportó el 36 por ciento de los chips que compró Estados Unidos ese año. Pero aún hay más, la compañía Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), un gigante que está entre las once compañías más valiosas del mundo, desvela en su informe anual que en 2021 produjo el 26 por ciento de los chips mundiales.

 Y no solo eso, sino que representa el 92 por ciento de la producción de nodos de proceso por debajo de los 10 nanómetros. Lo que la convierte en el proveedor estratégico imprescindible para los aparatos electrónicos más avanzados del mundo. Estos chips son cruciales a diversos niveles, algunos ejemplos: a nivel cotidiano en aparatos como los últimos IPhone, a nivel industrial para los sistemas robóticos automatizados de producción de coches, y a nivel militar para los aparatos más avanzados como los aviones de combate F35 

 o los misiles teledirigidos de largo alcance. Es algo tan importante que la jerga internacional tiende a llamarlo “El Escudo de Silicio de Taiwan”. Un término desarrollado por Craig Addison (2001)[3]que se refiere a que cualquier conflicto que provoque problemas en esta industria causaría daños a nivel mundial parecidos al paradigma de la mutua destrucción atómica del 

. Y lo más importante, el daño sería equitativo tanto para China como para Estados Unidos.

 expone que desde el punto de vista Chino el problema de Taiwán se iniciaría en el año 1949. Al final de la guerra civil china el Partido Republicano Chino (PRC) con su cúpula y sus seguidores se ven obligados a exiliarse en la isla de Taiwán a causa de la derrota que sufrieron a manos del Partido Comunista Chino (PCCh). El líder del PRC Chiang Kai-Shek (蔣介石) declara la independencia de Taiwán y la única China, y asevera a la vez que tarde o temprano recuperará el continente. En un principio, los chinos del continente (大陆), bajo la dirección del PCC están demasiado ocupados consolidando su poder e iniciando la recuperación económica para superar los estragos que había causado la guerra civil como para siquiera pensar en una isla que se preparó desde el primer momento para defenderse de un ataque por mar.

Entonces, aunque legalmente la isla había sido retornada por Estados Unidos a los chinos al final de la segunda guerra mundial con otros territorios colonizados por los Japoneses como Manchuria como parte del tratado conocido como la Paz de San Francisco (28 de abril de 1952), la isla se quedó en un estatus de independencia extraño, porque nunca pasó a ser un estado independiente ampliamente reconocido como Taiwán o la república de China, si no que se erigió como el representante internacional de lo que Chiang Kai Shek imaginaba que era toda China, formando parte de la ONU y otros organismos internacionales. Pero, como nunca pasó por los términos formales y legales de una declaración de independencia como tal, su reconocimiento y adscripción a esos organismos internacionales como “otra cosa que no fuera China” crea la incongruencia de que el argumento chino final sea: Esto siempre ha sido China.

Fuente: Britannica, T. Editors of Encyclopaedia (2019, April 29). Empire of Japan. Encyclopedia Britannica. 

https://www.britannica.com/place/Empire-of-Japan

De la misma forma en que Hong Kong se queda bajo el control inglés por causa de las guerras del opio, Taiwán queda perdida por la retirada de Estados Unidos de esa parte del conflicto y su concentración en Japón. Sin embargo, comparado con Hong Kong el problema y la gran diferencia es que Hong Kong siguió siendo propiedad cedida a los ingleses a raíz del tratado de Nankín (29 de agosto de 1842), mientras Taiwán se mantenía en un extraño estado legal que nadie se cuestionó en ese momento desde occidente.

Para los chinos entonces se da un período de desarrollo que se puede dividir en 2 partes: La China reactiva, y la China asertiva (Esteban 2017)[6]. La China reactiva se caracteriza por una frase de Deng Xiaoping: “[Debemos] observar calmadamente, proteger nuestra posición y nuestros intereses. Sin ningún tipo de pérdida de nervios, escondiendo nuestras capacidades y ganar tiempo, mantener un perfil bajo y nunca reclamar liderazgo.”[7] Y esta es la época de los milagros económicos en Asia, tanto de China, de Japón [8] como de Corea del Sur [9] entre otros, con el sistema de Champion Industries y estados de desarrollo[10]. Es un momento en el que China discretamente se fortalece, mientras Estados Unidos está ocupado con sus campañas en oriente medio (por ejemplo, Irak 2002) hasta llegar al punto de transformarse en una de las primeras economías mundiales, la industria de manufactura del mundo. Son rápidos, eficientes, y baratos. A partir de ese momento empieza su desarrollo militar repitiendo ese mantra que tomaron prestado del tratado de Westfalia (1648): “nosotros no intervenimos en conflictos ajenos, solo queremos solucionar nuestros problemas internos”. El gobierno chino triplica su inversión militar y aumenta su presencia en África y América del Sur, siempre bajo el pretexto de expandir sus negocios y asegurarse el abastecimiento de materias estratégicas. Gracias a este comportamiento, China conseguiría hitos tan importantes como conseguir ser la “representante de China” en lugar de la República de China. Es el inicio del paradigma de la “Política de la China Única” (One China Policy). Consiguen que Taiwán sea expulsada de las Naciones Unidas en la resolución 2758 a su favor el 25 de octubre del año 1971[11] con el argumento de que minaba su soberanía. Presionan tanto que relegan a la república de China a un estado de estado no reconocido. (Se ampliará en el punto de vista de Taiwán). También consigue ser elegida para los juegos olímpicos de 2008 o entrar en la Organización Mundial de Comercio el 11 de diciembre de 2001[12].

La China asertiva se da con el inicio del mandato del ahora mundialmente conocido Xi Jinping el 14 de mayo del año 2013, aunque el primer paso hacia ese cambio es cuandoChina, alrededor del año 2008 en plena crisis mundial, empieza a retomar el discurso nacionalista como herramienta de legitimación. Resulta incómodo especialmente para Estados Unidos y Japón con quienes las tensiones aumentaban progresivamente. Eso junto a la situación de que occidente solo podía mirar como el poder económico que decrecía de su lado iba directo hacia el este de Asia hizo que muchos se preguntaran si querría definitivamente tomar las riendas y formarse como pleno poder mundial. Sin embargo, siempre rehuyó ese puesto y rechazó la oferta de Estados Unidos de Formar un G2. Quizás había que esperar a que China se sintiera preparada para ello, se pensaba desde el punto de vista occidental. Lo que nunca se entendió es que China no quería saber nada del gobierno mundial al estilo estadounidense, ellos querían que su gente y su estado prosperaran, y hacer negocios con el mundo, nada más lejos.

El mundo se da cuenta de ello es en la última fase de esta explicación; en 2009 China decidió que era el momento de empezar a jugar en el gran tablero mundial y se erigió como huésped de la reunión BRIC (Brasil, Rusia, India, y China), los países emergentes, grupo del que forma parte un gran rival de Estados Unidos: Rusia. Eso sí, siempre manteniendo ese dogma que repetía hasta la saciedad: no tenemos ambiciones de gobierno ni control mundial, lo nuestro son solo negocios. Con Xi Jinping a la cabeza del Partido Comunista Chino, puesto que el 23 de Octubre de 2022 se aseguró de mantener al menos cinco años más, se hizo un cambio completo ya en el paradigma por el que el país se iba a dirigir hasta el presente, y es que Xi Jinping prometió lo siguiente:

Bajo su mandato se ha podido observar como el crecimiento económico de China ha sido sostenido, efectivamente ha reducido el porcentaje de pobreza en cifras récord, y ha invertido en reducir la contaminación de sus ciudades a la vez que ha creado puestos de trabajo de mayor calidad consiguiendo incluso enriquecer a una parte de la población con su sistema de Industrias Estatales y Zonas Económicas Especiales que funcionan casi como ciudades estado. Ha autorizado el control de la prensa y el internet, y también ha perseguido sus intereses geográficos en el Tibet y a lo largo de la línea Mac Mahon con India y en el mar del sur de China. En este último se produce un tira y afloja constante entre los poderes mundiales en torno a la vulneración de los derechos territoriales y la libertad de navegación. Después de recuperar Hong Kong y ponerlo de nuevo bajo su poder a pesar de las protestas locales e internacionales, le falta para cumplir su promesa de recuperar la isla de Taiwán, sobre la que tiene abierto un proceso de unificación a nivel económico (Explicado más en el epartado de el punto de vista de Taiwán sobre el conflicto), y sobre la que pudimos ver hasta qué punto no está dispuesto a ceder ni un milímetro en el evento de la 

Fuente: Lee, Y. and Wu, S. (2022) Furious China fires missiles near Taiwan in drills after Pelosi visit, Reuters. Thomson Reuters. Disponible en: 

https://www.reuters.com/world/asia-pacific/suspected-drones-over-taiwan-cyber-attacks-after-pelosi-visit-2022-08-04/

Bloqueando marítimamente la isla con barcos, lanzando misiles que sobrevolaron la isla, sobrevolándola con cazas, e imponiendo sanciones económicas a Taiwán.

El gran cambio para el gigante americano también tiene fecha: 11 de setiembre del año 2001. Hasta ese año, Estados Unidos era la primera potencia indiscutible del mundo, una suerte de policía del globo que vigilaba por sus intereses e impartía su justicia en la que siempre se basaba para definir a sus enemigos con los que canalizar su poder militar. Sin embargo, a partir de ese momento inicia una campaña militar enfocada en buscar justicia y venganza a partes iguales contra Irak y se involucrará seguidamente en oriente medio hasta tal punto que no se puede concentrar en nada más. Es decir, despierta de esa campaña para encontrarse con una región del Pacífico completamente cambiada y rearmada donde estaba perdiendo progresivamente influencia y poder a pasos agigantados. La fase de completa concentración en oriente medio se encerraría en el mandato del presidente Bush (20 de enero de 2001 – 20 de enero de 2009). En cambio la segunda fase es a la que ya pertenecen Obama (20 de enero de 2009 – 20 de enero de 2017), Trump (20 de enero de 2017 – 20 de enero de 2021), y el actual presidente Biden (20 de enero de 2021). Estos otros presidentes eligieron no dejar de participar en varias campañas en oriente medio, pero también tornar su vista hacia la región que en ese momento para ellos se denominaba Asia-Pacífico. Empiezan una serie de maniobras para intentar recuperar tanto influencia como poder en la región. En palabras de Texeira (2018)[14]: “Los Estados Unidos de América están volviendo su mirada hacia el Mar del Sur de China para enfrentarse a su siguiente reto estratégico después de una década de operaciones en las montañas y el desierto de oriente medio.”

Mapa de la situación militar de estados unidos en el mundo. Fuente: Kelly Martin para David Vine, The United States of War: A global history of America’s endless conflicts, from Colombus to the Islamic State (University of California Press (2020).

A partir del año 1945 y con la capitulación de Japón con el consecuente establecimiento de bases militares en terreno nipón, Corea del Sur, o Guam, Estados Unidos aplica la estrategia de contención. El objetivo de esta estrategia era contener la expansión del temido comunismo del que China forma parte junto con la URSS, cuya colaboración ejerce un papel crucial para la modernización del país del centro. Sin embargo, esa actitud cambia cuando llega la era de esa China reactiva bajo la estrategia de Deng Xiaoping. Bajo las políticas impulsadas por sus principios, el llamado por muchos “Adam Smith Chino” consigue cambiar la actitud de Washington hacia China. Se dan entonces esas concesiones de la OMC, el acato de su política de la China única, e incluso ese ofrecimiento de un G2 para ellos dos en el que poder reunirse y pactar más cómodamente. No obstante, cuando la administración Xi empieza a demostrar ambiciones y una cierta agresividad hacia sus intereses, Estados Unidos vuelve de nuevo a las medidas de contención.

La administración Obama (2009-2017) empieza el primer paquete de medidas para efectuar esa contención intentando establecer una coexistencia pacífica con un paradigma de relaciones internacionales liberal: creando dependencia económica para evitar el conflicto. Para ello intenta establecer el TPP, un acuerdo económico internacional que pretende replicar el NAFTA enjaulando a China para que no pudiera conseguir tratos bilaterales favorables con países como Australia, Filipinas, Vietnam, Japón, o Corea del Sur[15]. También empieza una guerra de propaganda contra los movimientos chinos en el Mar del Sur de China repitiendo el mantra de la protección de la libertad de navegación de los países y la protección de la “independencia” (no como estado, si no como entidad autónoma no reconocida) de Taiwán. Y es que tal y como explica Rémy Davison (2018)[16]: “Para los Estados Unidos, la protección de esas líneas de comunicación desde el Golfo Pérsico a través del Océano Índico y el estrecho de Malaca hacia el este de China y el pacífico es vital para el abastecimiento de energía” y otros productos estratégicos ya comentados como los microchips. Respecto de la República de China, sin embargo, no hizo ninguna intervención verdaderamente destacable: su política era de no intervención, no apoyo a la independencia, y no uso de la fuerza. Algo que fue muy protestado por algunos de sus contemporáneos en la cámara de gobierno, tanto contrarios como de su propio partido. Algunas voces ya apuntaban que esa política de coexistencia pacífica y desarrollo no era exactamente neutral si no que debilitaba a Estados Unidos. Las maniobras económicas chinas sin contestar harían con el paso del tiempo demasiado dependiente a Taiwán del continente chino. Sin embargo, Obama tuvo ese doble rasero de por un lado pregonar la paz, y por el otro vender armas a Taiwán en enero de 2010, o diciembre de 2016. También de impulsar ejercicios militares conjuntos. Sin embargo, nunca antagonizó ni se manifestó a favor de Taiwán abiertamente como sus sucesores, aunque siempre hizo un esfuerzo por estimular las relaciones económicas independientes entre Taiwán y Estados Unidos.

Donald Trump es un presidente histórico para Taiwán por una razón aparentemente inofensiva, y es que es el primer presidente estadounidense desde la política de China Única que coge el teléfono cuando la República de China lo llama para felicitarle por su presidencia. Sin prestar atención a los argumentos dirigidos a su reconocimiento como país a través de ese acto, lo verdaderamente indiscutible es que ese gesto hace a Taiwán un aliado para él igual al resto (Con la consecuente protesta de China, que se lo toma como un insulto). Un tira y afloja que no se dejaría de repetir durante toda su legislatura. Y es que la estrategia que él empieza se puede ver reflejada en esa visita mencionada al principio del artículo de Nancy Pelosi, el tratar a Taiwán como una entidad separada de China abiertamente para agitar las aguas. Lo que junto con sus políticas alrededor de la isla le forjó el mayor porcentaje de aprobación que ha tenido un presidente estadounidense en el lugar. Tal y como Ruwitch (2020)[17] explica, durante agosto de 2020, en plena inicios pandemia de COVID-19, se produciría la primera visita de dos oficiales de alto rango a la isla desde el año 1979. El secretario de salud y de servicios sociales Alex Michael Azar II y el subsecretario de estado Keith Krach visitan Taiwán preocupados por la pandemia y para observar la enfermedad y las estrategias de la isla para combatirla. También se presentan como asesores externos que quieren ayudar en lo que puedan. Asimismo, también presentan sus respetos en el funeral del expresidente Lee Teng-hui, considerado el padre de la democracia en Taiwán y que estableció buenos lazos con Estados Unidos.

Pero los eventos históricos de los que el presidente Trump forma parte no se quedan en eso, es en su espalda en la que recae un gran aumento de la militarización y la subida de la agresividad en el conflicto del estrecho y en el Mar del Sur de China. Frente a esa asertividad cada vez más agresiva de China hacia sus intereses, tanto a nivel económico comprando territorio arable en África, o construyendo islas artificiales alrededor de las islas Spratly para reclamar zonas económicas especiales (exclusiva explotación de recursos bajo la UNCLOS[18]) el presidente decide contratacar. El departamento de estado de los Estados Unidos de América aprueba la venta de un paquete de armamento que incluye 1.800 millones de dólares en misiles de crucero de precisión tierra-aire junto con 8 mil millones de dólares en cazas F-16, un trato que sería el más importante firmado entre Taiwán y el gigante norteamericano desde el año 1992. Respecto a la región tampoco se queda corto, deshace el TPP y empieza a establecer tratados bilaterales entre los distintos países y Estados Unidos, tratando de reducir su dependencia económica de China. También militariza la zona desplazando la séptima flota de los estados unidos (considerada la más poderosa del mundo) a patrullar la zona, inicialmente con el argumento de combatir la piratería. Y, por último, pero no menos importante, el presidente Trump también decide firmar una ley que sigue una de las estrategias de Obama, ejercicios militares en el mar del sur de China con sus aliados en la llamada: “Asia Reassurance Initiative Act of 2018”[19] , en la sección 213 de esa ley establece como obligatorios los ejercicios militares para garantizar la libertad de navegación en el mar del sur de China:

“to conduct, as part of its global Freedom of Navigation Program, regular freedom of navigation, and overflight operations in the Indo-Pacific region, in accordance with applicable international law” [and] “United States allies and partners [should] conduct joint maritime training and freedom of navigation operations in the Indo-Pacific region, including the East China Sea and the South China Sea”

“para llevar a cabo como parte del programa de libertad de navegación ejercicios regulares marítimos y aéreos en la región Indo Pacífico de acuerdo con el derecho internacional” [y] “Los Estados unidos y sus aliados [deberían] de llevar a cabo operaciones conjuntas de libertad de navegación y entrenamiento en la región Indo Pacífico, incluyendo el Mar del Este de China y el mar del sur de China” 

Como se puede observar le cambió incluso el nombre a la región para implicar a la que en un futuro espera sea su gran aliada contra China: India. En vez de Asia Pacific (Asia Pacífico) la llama Indo-Pacific Region (Región Indo Pacífico). Así que, con la China continental, entre esto y sus guerras económicas, no tenían muy buenas relaciones.

Respecto a la administración Biden, la pregunta que muchos formulan es: ¿Intervendrá de la misma forma en Taiwán que en Ucrania? La respuesta en un principio es no. Tal y como explica Santamaría (2022)[20], el presidente estadounidense ha prometido hasta tres veces el despliegue de soldados si se diera el caso de un ataque. Claro que, hay que tener en cuenta una parte de su frase: Estados Unidos intervendría en caso de un ataque “sin precedentes”. Y es que en Tokyo también dijo frente a Fumio Kishida que intervendría “presencialmente” (enviando soldados) si se daba el caso de una invasión militar China a Taiwán, pero luego un oficial de su gobierno dijo a la prensa que la posición de Estados Unidos no había cambiado (lo que significa que no buscan aumentar tensiones con China). Parece que uno de los principios de estas posturas es el poder retractarse luego. Y es que la postura de Biden orza en este punto ambivalente en el que diplomáticamente no afirma su postura, pero a la vez vende armas a Taiwán como ya hicieran sus predecesores. Como explica Televisión Española (2022)[21] ¿Cuál es la definición de un ataque sin precedentes? ¿Si Taiwán “provoca” a China entonces Estados Unidos no intervendrá? Esas son algunas preguntas que quedan en el aire. Y es que alrededor de China, se han hecho declaraciones varias veces por parte de mandatarios internacionales que frente a la ofensa de China y su abierto antagonismo luego se han corregido volviendo a ese statu quo. Estamos entonces ante una política de balance al filo de la navaja en el que se cerciora de quienes son aliados si se diera un conflicto abierto o una forma de mantener el balance de poderes en tensión con una respuesta imprevisible en el día que se diera el posible conflicto. Lo que está claro, es que tal y como explica el coronel Pedro Baños (2022)[22] Estados Unidos no puede permitirse la imagen de no asistir a sus aliados en otro conflicto, se encontraría verdaderamente entre la espada y la pared en caso de conflicto abierto China-Taiwán.

¿Y quiere Taiwán ser independiente, o unirse a China?

Este artículo no estaría completo sin incorporar a quien ha sido aludido constantemente. Dejando de lado la conversación de si la invasión de Taiwán es más o menos factible, un tema para el que Ignacio García Galán (2022)[23] tiene una explicación muy completa, la beligerancia o no de la isla y el tema de la progresiva militarización de Japón y su despliegue de armamento y unidades anfibias de despliegue rápido en islas cercanas (Ryall,2023)[24]. El punto de vista que se quiere aportar es un tanto más sociológico y económico. Las preguntas a las que responde este apartado son: ¿Quiere Taiwán formar parte de China? ¿Quiere ser independiente? ¿Cuáles son sus estrategias e intereses? Para responder a la primera pregunta el artículo de consulta obligatoria es el del Taiwanés Yi-huah Jiang (2017)[25]. El autor explica una breve historia de cómo se relacionan Taiwán y China desde la crisis de los misiles el año 1995 hasta la presente presidencia de Tsai Ing-Wen[26], analizando una serie de encuestas al público que se han ido haciendo a lo largo de los años para entender cómo buscar la respuesta a esta pregunta. Lo más importante que distingue es un grupo denominado “los pragmáticos” (pp.23 Table 1), que se invisibilizan en la mayor parte de las encuestas. Estos se distinguen de los otros dos tipos de definidos posicionamientos en Taiwán “a favor de la independencia incondicionalmente”, “a favor de la unificación incondicionalmente” o al que no le interesa el tema. El pragmático es un grupo mayoritario de personas que lo único que quiere es paz, asegurarse de que el funcionamiento de su tierra no cambie demasiado, y poder seguir con su vida diaria sin preocuparse en exceso de la política. Es muy fácil que este grupo se invisibilice ya que en cada encuesta que estudia Jiang (2017) se funden con la respuesta más favorable a los tiempos de esta. Por ejemplo, la reciente derrota en las elecciones locales de Tsai Ing-Wen, no significa necesariamente que de repente haya un porcentaje de la población que ha perdido el patriotismo independentista o su orgullo nacionalista, si no que es consecuencia de que han visto que oponerse a China y seguir las políticas que ella proponía ha generado daños muy graves en la economía y una situación de amenaza de guerra inmensa. Habiendo visto la situación en Ucrania, muchos de sus ciudadanos temerán caer en un conflicto abierto de las mismas magnitudes. Xi Jinping, o cualquier otro líder local o internacional que quisiera influenciar en la isla, tendría que pensar mayormente en cómo influenciar el pensamiento de este grupo mayoritario al que no atraviesa la ideología de la misma manera que al resto.

Respecto a sus estrategias e intereses para seguir el estado verdadero de las relaciones comerciales de un país con otro no hay solamente que consultar los periódicos buscando las últimas declaraciones de sus figuras públicas o las últimas eventualidades históricas, hay que seguir el capital. Otro taiwanés, Ching-min Tsai (2017)[27] propone un estudio muy interesante que observa como desde el año 1991 hasta el 2014 las inversiones de Taiwán hacia China no han cambiado de acuerdo con el entorno político. Y es que es bastante interesante observar cómo realmente la inversión por las dos partes solo ha tenido la tendencia de aumentar progresivamente o estancarse. En enero de 1990 se da la primera abertura de la veda para inversiones desde Taiwán hacia la china continental con un plan llamado “Reglas para la inversión indirecta y la cooperación técnica con la china continental” (pp.133, traducción propia). Entonces se produce la tormenta perfecta, dos años más tarde se da el Tour del Sur de Deng Xiaoping, buscando inversores para de dinamizar la economía China (tal y como se explicaba antes en la fase uno del punto de vista de China) y establecer un sistema de mercado socialista, lo cual se asegura por escrito en el catorceavo congreso del partido comunista chino formando un entorno mucho más favorable para las inversiones. Casualmente, sin embargo, he aquí el primer ejemplo de que las inversiones y la política van cada uno por su lado entre Taiwán y China. Aun y teniendo el ambiente perfecto para que los taiwaneses inviertan en China, las inversiones fueron prudentes y mínimas, en sectores muy seguros, testando el terreno. Hay que tener en cuenta que en esa época los taiwaneses no podían si no establecer colaboraciones con compañías Chinas y que su forma de operar era tomar las órdenes en Taiwán, producir en China, y exportar. Sin embargo en 2001 por ejemplo bajo del gobierno del partido Taiwanés proindependencia el elenco de inversiones aumentaría y bajo el gobierno del partido Taiwanés prounificación esas inversiones bajarían. 

Fuente: Taiwan Bureau of Foreign Affaris, Ministry of Foreign Trade (English) (2023) 

En este gráfico de diciembre de 2022 podemos ver que incluso con el clima de tensiones y de sanciones impuestas por la administración de Xi Jinping a Taiwán después de la visita de Nancy Pelosi, entre China y Hong Kong cubren más de el 39% de las exportaciones de la isla mientras que los Estados Unidos de América cubren tan solo el 16% de esas exportaciones. Teniendo en cuenta que es un territorio cuyo mayor valor es de la exportación de la industria de semiconductores si observamos el gráfico de las importaciones

podemos ver que China, Hong Kong, e incluso Estados Unidos están igualados con Japón y los países europeos. Con lo que, por un lado si China le cierra completamente el grifo a Taiwán al día siguiente tendría problemas inmensos para encontrar quien le cubriera esas pérdidas, es un mercado que Estados Unidos no parece poder cubrir. Sin embargo, mirando estrictamente porcentajes de proveedores, la sustitución de Estados Unidos si no fuera por los productos de alto valor añadido que debe proveerle y requerirían un estudio específico especializado, debería de ser factible. Se confirma por lo tanto la teoría de Tsai (2017) de que el dinero sigue su propio camino y las relaciones económicas siguen prosperando a pesar de la política y de que se ha intentado diversificar inversiones hacia el sureste asiático. Hay más compañías que nunca con relaciones de propiedad y contratos de colaboración entre los dos territorios. Un enfrentamiento destrozaría las carteras de ambos.

Taiwán es tan importante porque para China es el niño perdido durante su época de debilidad en que fue abusada tanto por fuerzas externas directamente como por las circunstancias de su falta de desarrollo económico y militar. Estratégicamente también es un factor crucial para los conflictos geoestratégicos que tiene abiertos con Japón como es el caso de las Senkaku o el conflicto del Mar del Sur de China, y por el riesgo que supondría para su acceso en general al mar si alguien utilizara la isla para formar esas dos líneas de bloqueo marítimo en su contra. Para Estados Unidos, Taiwán es otro trazo de influencia que perder en el mundo a favor de otro país, viendo como su posición de Sheriff del mundo se va viendo mermada por estos pequeños e incontrolables desarrollos internacionales sobre los que ya no tiene dominio absoluto en la nueva realidad multipolar. Y un aliado al que no puede permitirse dejar de lado y que ello le dañe la reputación. Además de que es un proveedor de recursos estratégicos en forma de semiconductores que nadie más produce que no puede permitirse perder ninguno de los dos. Para Taiwán, a nivel sociológico el mayor contingente de personas lo que quiere es paz y apuntarse al plan que les deje hacer su vida y crecer habiendo visto cómo acabó en guerra abierta el conflicto de Ucrania. Y queda demostrado que sus relaciones económicas no han empeorado incluso con el aumento de las tensiones entre los territorios a cada lado del estrecho. A Taiwán solo le queda maniobrar al filo de la navaja esperando el momento adecuado para unirse al caballo ganador.

¿Por qué Taiwán es tan importante?

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